La respuesta a esta pregunta es sencilla: se puede asegurar prácticamente cualquier riesgo, por extraño que parezca a primera vista. Desde la cancelación de una boda hasta los efectos de fenómenos paranormales, pasando por el enamoramiento de una actriz durante el rodaje de una película, los daños en distintas partes del cuerpo -labios, piernas, pulgares…-, la pérdida de reputación de una compañía o las decisiones empresariales. Todo (o casi todo) se puede asegurar.
Para que un riesgo sea asegurable basta con que cumpla los tres requisitos que recoge El libro blanco del Seguro , publicado por la Asociación Empresarial del Seguro (UNESPA):
- Debe tratarse de una situación probable, pero no segura. Como excepción a esta regla está el fallecimiento. Existen seguros de vida pese a ser un hecho seguro que en algún momento el asegurado fallecerá.
- Que pueda existir un daño patrimonial o económico en caso de que el riesgo se materialice y surja un siniestro.
- Que se pueda medir la probabilidad del riesgo. Este es un factor fundamental para calcular, entre otras cosas, la prima que ha de satisfacer el tomador del seguro.
La mayoría de los riesgos a los que puede enfrentarse una persona, colectivo o entidad están encuadrados en alguna de las múltiples ramos en los que se ha dividido el sector de los seguros, lo que facilita la contratación de las pólizas y el cálculo de las primas. Sin embargo, hay casos en los que la particularidad del asegurado o la actividad que desarrolla hace necesario estudiar y plantear una póliza extraordinaria. Existen diversas compañías del sector especialmente dedicadas a este tipo de clientes.
Al margen de estas situaciones tan excepcionales como, en muchos casos, llamativas, la mayor parte de los riesgos se pueden encuadrar en los tipos más habituales de seguros que, atendiendo al objeto del seguro, El libro blanco del seguro los encuadra en tres categorías: personales, materiales y servicios.
Los seguros personales serían aquellos que cubren los riesgos que afectan a la propia persona. Entre ellos encontramos:
- Seguro de salud: cubre la asistencia médica en caso de enfermedad
- Seguro vida riesgo: indemniza en caso de invalidez o fallecimiento.
- Seguro de accidentes: para hacer frente a los daños como consecuencia de accidentes
- Seguro vida ahorro y planes de pensiones: ayudan a planificar el futuro mediante el ahorro.
- Seguro de decesos: cubren los gastos funerarios.
Un segundo grupo sería el de los seguros materiales, conformado por las pólizas que protegen los bienes materiales o el patrimonio. Aquí se encuadrarían los siguientes seguros:
- Seguros de automóvil y otros vehículos: garantiza el pago de los daños que se causen a un tercero en caso de accidente. También pueden extender sus coberturas a los daños propios.
- Seguro multirriesgo: protege de los diversos riesgos a los que están sometidos lo hogares, las comunidades de vecinos, las industrias o los comercios.
- Seguro a las empresas: encaminados a proteger la actividad empresarial.
- Seguro de responsabilidad civil: para responder ante los daños causados a terceros.
- Seguro de pérdidas pecuniaria: permiten recibir una indemnización en caso de que el negocio no pueda producir por circunstancias de fuerza mayor.
- Seguro agrario: garantizan la percepción de ingresos ante determinados daños en las explotaciones agrarias.
Por último, se encuentran los seguros de servicios, que cubren las necesidades del asegurado ante un siniestro. En este grupo podemos enclavar los de defensa jurídica o los seguros de viajes.
Como ya hemos dicho, la mayor parte de los riesgos tienen cabida en estas pólizas. Además, las compañías han desarrollado sistemas de coberturas opcionales que permiten adaptar una póliza genérica a las necesidades reales de cada asegurado. Pero puede darse el caso de que se necesite una póliza especial para asegurar algún riesgo que se salga de lo habitual.
En cualquier caso, si quiere asegurar algo, por inverosímil que pueda parecer, pregunta a su mediador, podrá realizarle un seguro a su medida.
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